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Pony de Campo, Pony de Ciudad

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Capítulo V


‘Familia’


 Al salir de su casa, Beauty Brass se sentía más confiada y mucho más tranquila. Su plan era sencillo: Ir a la academia, encontrar a Fiddlesticks, explicarle lo sucedido el día anterior y disculparse. Luego de eso todo volvería a ser como antes y tanto ella como la pony vaquera podrían retomar desde donde se habían quedado la última vez. La sola idea entusiasmaba a BB y hacía latir su corazón de emoción. Por primera vez, desde que la violinista había llegado, se sentía en control de sí misma.

 Antes de que se diera cuenta estaba a solo una calle de su destino. Ya podía ver el enorme edificio a la distancia. La expectativa por ver a Fiddlesticks una vez más la emocionaba y aterraba a la vez, ya que si bien era optimista sobre lo que vendría, aún estaba nerviosa.

 De repente y casi como si una fuerza misteriosa la hubiera obligado a hacerlo, la pony celeste volteó su cabeza al ver pasar una carreta amarilla y negra con un letrero en el techo que decía ‘Taxi’ a pocos metros de ella; La misma era tirada por un semental que usaba un uniforme del mismo color. El tiempo se detuvo por un instante cuando Brass se percató de que en aquel carruaje viajaba Octavia junto a Fiddlesticks. Sin embargo ambas pasaron muy rápido y no llegaron a ver a Brass, de pie, al otro lado con una mirada estupefacta y su boca abierta, en un gesto de sorpresa e incredulidad. Como si siguieran a su corazón, los cascos de Brass dieron unos pasos en la misma dirección, queriendo perseguir al vehiculo a galope, pero la razón actuó primero, al recordarle que las proezas físicas no eran su fuerte.

 Volteando a ver a las puertas de la academia, Beauty Brass pudo ver a sus amigos, Light Harp y Allegro, agitando sus cascos en el aire, despidiéndose de las ponies que acababan de partir. Rápidamente se acercó a ellos en busca de respuestas.

 ‘¡Hey Brass! ¿Cómo estás?’ – Saludó Allegro al ver a su amiga. – ‘Allegro, Harp ¿Acabo de ver a Fiddlesticks y a Octavia subirse a ese taxi…?’ – Preguntó. Los músicos intercambiaron miradas por un segundo. Ambos sabían por qué su amiga estaba tan interesada al respecto, sobretodo Light Harp, quien imaginó lo que había sucedido el día anterior cuando Brass visitó a Concerto. Finalmente fue el mismo pegaso quien contestó. – ‘Así es Brass…me temo que llegas un poco tarde. Lo lamento.’ – ‘¿A dónde fueron? – Preguntó BB. Esta vez fue Allegro quien respondió. – ‘Fueron a Ponyvile por el resto de la tarde.’

 ‘Tengo que hablar con ella…’ – Susurró la pony volteándose para seguir a sus amigas, sin embargo no llegó a dar mas que unos pocos pasos cuando Light Harp, valiéndose de sus alas, voló por encima de ella y aterrizó en frente, cortándole el paso. – ‘Harp ¿Qué estás haciendo? ¡Déjame pasar!’ – Protestó Brass. – ‘No llegarás a tiempo…’ – Contestó el pegaso en un tono sereno pero firme. – ‘¿De que hablas? Tomaré otro taxi y llegaré a la estación en pocos minutos. ¡Iré a Ponyvile si es necesario!’ – En ese instante, Brass sintió que alguien tocaba su hombro. Al voltearse vio a Allegro junto a ella.

 ‘No, B. Se refiere a que no llegarás a tiempo para esta noche. Octavia y Fiddlesticks se fueron para prepararse para la cena con la princesa.’ – Dijo el pianista. En ese instante, Brass le regresó una mirada confundida a ambos ponies. – ‘¿Cena?’ – Fue todo lo que alcanzó a preguntar. – ‘Ven. Te explicaré en el camino.’ – Dijo Light Harp, guiando a su amiga dentro del edificio. La pony dio un último vistazo a la distancia, pero el carruaje que llevaba a su amiga y a su amada, ya no era visible. – ‘…descuida, la verás esta noche.’ – Dijo Allegro, notando el gesto de la pony y provocando que ésta se ruborizara.

 ‘¿Y tú a donde crees que vas?’ – Preguntó Light Harp a Allegro de improvisto. – ‘¿Voy con ustedes…?’ – Contestó el pony terrestre. - ‘¿Con que si…? Entonces eso significa que ya tienes listo tu traje para esta noche…’ – Preguntó el pegaso. – ‘De hecho, pensaba usar ese traje que llevé para el cumpleaños de Brass.’ – Contestó el pony terrestre, a lo que Light Harp contuvo la respiración, casi aterrado. – ‘¡Oh no! No vas a usar esa cosa para conocer a la princesa. No pienso permitirlo.’ – Protestó.

 ‘Yo creo que se veía bien…’ – Añadió Brass, que si bien no estaba prestando mucha atención se permitió una participación activa al escuchar su nombre. El pegaso del grupo le regresó una mirada incrédula con una ceja arqueada. – ‘Era. Naranja. NARANJA.’ – Exclamó volteando a ver a su amiga. Luego dirigió su atención una vez más al pony de gustos extravagantes en moda. – ‘No tenemos tiempo para encontrarte algo apropiado así que tendremos que buscar en mi guardarropa algo que te quede.’ – Añadió.


 ‘Aún no entiendo cual es el alboroto…’ – Dijo Allegro, mas bien para si mismo pero lo suficientemente alto para que sus amigos escucharan. En ese momento el pegaso del grupo detuvo su marcha, posó sus penetrantes y enojados ojos verdes sobre él y se colocó a meros centímetros de su rostro. – ‘PORQUE EL DIRECTOR TIENE RAZÓN. ESTA NOCHE REPRESENTAREMOS A LA ACADEMIA DELANTE DE LA PRINCESA; EN SOCIEDAD, COMO GRUPO, Y NO PIENSO PERMITIR QUE LO ARRUINES. SI TE VES MAL, ENTONCES YO ME VEO MAL. Y NO PIENSO PERMITIR QUE ESO OCURRA POR QUE SI SUCEDIESE ME ENCARGARÉ PERSONALMENTE DE CONVERTIR EL RESTO DE TU VIDA EN UN INFIERNO ¿ESTÁ CLARO?’ – Exclamó el pegaso casi en una sola respiración. Allegro solo pudo encogerse de hombros hasta que su amigo terminó. Luego y sin perder su posición se dispuso a responder con delicadeza. – ‘¿Entonces…si tu te ves mal es porque yo me veo mal…?’ – ‘Exacto.’ – Allegro lo pensó unos instantes y analizó brevemente el rostro del pegaso para luego mostrar una mueca de tristeza fingida. – ‘Ugh, eso significa que debo verme horrible…siempre.’ – Dijo en un tono sarcástico y burlón continuando su camino junto a Brass y dejando al pegaso atrás. Light Harp, mientras tanto, utilizaba todas sus fuerzas y templanza para no estrangular a su colega. – ‘Tranquilo Harp…en dos años te graduarás y ya no tendrás que tolerar sus actitudes infantiles…solo dos años más…’ – Susurró para si mismo con un gran suspiro.

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 En efecto, unos minutos antes de la llegada de Brass, Octavia y Fiddlesticks les explicaban a Light Harp y Allegro los detalles de la conversación que habían tenido con el director sobre la cena con la princesa que tomaría lugar esta noche. Cuando terminaron, ambas ponies se subieron al taxi que las esperaba en la puerta y partieron rumbo a la estación del tren.

 ‘Aún no entiendo por qué no puedes explicarme que tenemos que hacer en Ponyvile.’ – Dijo Octavia a su prima, la cual simplemente le regresó una sonrisa. – ‘Ya te lo dije Octi, es una sorpresa.’ – ‘Bien. Solo espero que sepas lo que estás haciendo.’ – Dijo con un suspiro.

 Justo en ese instante una sensación extraña recorrió el cuerpo de la violinista en forma de un escalofrío, pero no del tipo que uno siente al estar asustado, no. Ésta le provocó pesar e incertidumbre en su corazón.  – ‘¿Te encuentras bien…?’ – Preguntó Octavia al ver la expresión de su prima. – ‘N-No lo sé…’- Comenzó a decir. – ‘…tengo la sensación de que me acabo de perder algo…algo importante…pero no se qué… ¿Te ha pasado Octi?’.

 ‘N-No lo creo…digo, he experimentado la desilusión de haberme perdido un evento importante. Pero en algún punto, tarde o temprano, recuerdo de lo que me estoy perdiendo o me entero de ello.’ – Contestó la cellista. Fiddlesticks volteó a ver hacia atrás, pero el carruaje sobre el que se desplazaban ya estaba lejos del edificio de la academia, por lo que la vaquera no vio nada…o nadie. – ‘Si no lo recuerdas…quizá no era algo tan importante.’ – Añadió Octavia al ver la creciente preocupación de la pony a su lado. Fiddlesticks sacudió las ideas de su cabeza puesto que no había motivos para no creer que su prima no tuviera razón. – ‘Es cierto. Debe ser mi imaginación.’ – Dijo mas bien para si misma.

 ‘Bien. Si eso está resuelto e insistes en mantener el motivo de nuestra visita a Ponyvile en secreto, propongo que regresemos a nuestros asuntos. Repasemos los que te expliqué sobre modales en la mesa. ¿Cuál es el correcto orden de los cubiertos durante una cena formal?’ – Preguntó Octavia con el tono de una institutriz.

 Fiddlesticks dio un gran suspiro ante la interrogante. Octavia había pasado toda la noche anterior enseñándole todo lo que sabía sobre etiqueta y buenos modales. Ambas estaban exhaustas, por lo que habían decidido practicar durante el viaje a la estación, dormir en el tren, seguir practicando en Ponyvile cuando tuvieran la oportunidad, dormir en el viaje de vuelta y continuar estudiando hasta que llegara la hora de la cena. Solo para estar seguras.

 ‘¿Y bien…?’ – Preguntó la cellista al no recibir respuesta. Otro gran suspiro salió despedido de boca de su prima quien intentaba hacer memoria. – ‘El plato principal, con plato de ensalada y sopa adentro, va en el medio, uhm…el tenedor para la cena va a la…agh, a la izquierda, junto al cuchillo…’ – ‘No, no, ¡NO! Fiddlesticks… ¡Está todo mal!’ – Interrumpió la cellista con un tono severo en su voz, sobresaltando levemente a su prima. – ‘…pasamos mucho tiempo estudiando y aún así no lo recuerdas. Francamente estoy desilusionada. Empiezo a poner en duda tu determinación por lograr que esto funcione.’ – ‘Lo lamento Octavia…’ – Respondió la vaquera agachando su cabeza. – ‘…trataré de esforzarme más…’.

 Al darse cuenta de su error, la expresión de la cellista cambió inmediatamente. Su rostro era la definición de “Arrepentimiento”. - ‘No, Fiddlesticks…yo soy quien lo lamenta…lamento haberte tratado así y lamento haber sido tan severa contigo…’ – Comenzó a decir, llamando la atención de la pony de manto dorado quien volteó a verla. – ‘En verdad lo siento…es increíble…hace casi dos años que me fui de casa pero de alguna forma, en algún momento, me sorprendo a mi misma hablando como ella…’ – Añadió.

 ‘Hablas de tu madre ¿Verdad?’ – Preguntó Fiddlesticks en un tono suave. Octavia solo asintió. – ‘No llegué a conocerla…tampoco a tu padre si vamos al caso…solo los recuerdo del día que te vi por primera vez.’ – Dijo la pony vaquera, a lo que su prima sonrió levemente mientras las memorias de aquella época invadían su mente.


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 ‘Muy bien Octavia. Repítelo una vez más…’ – Dijo una yegua de vestimenta elegante que se encontraba sentada al final de una larga mesa. De melena negra, perfectamente arreglada y manto de un tono color salmón oscuro. Sentada a su lado estaba Octavia con un vestido igualmente fino. No había mucha diferencia en su aspecto a excepción de que su melena no era tan larga como en la actualidad y que la misma estaba atada con una cola de caballo alta; Además de que era ligeramente más baja en estatura. Delante de ella yacían varios platos, cubiertos de plata muy brillante y copas de distintos tamaños. Ninguno de estos elementos estaba precisamente ordenado a excepción de un plato grande en el medio.

 Octavia se sentía nerviosa e insegura. No porque no supiera lo que aquella otra pony, su madre, pretendía que hiciera, sino que temía al error. Temía no llevar a cabo el pedido de manera perfecta, temía no estar a la altura de las circunstancias. Lentamente llevó su casco hasta la mesa y tomó uno de los dos tenedores que había allí.

 ‘El tenedor principal va a la izquierda del plato…’ – Dijo en voz alta mientras posicionaba el cubierto y procedía a tomar el otro. – ‘…luego sigue el del postre. En ese orden.’ – Añadió colocándolo en su lugar. Acto seguido puso su atención al par de cucharas que tenía del otro lado. – ‘La cuchara y la cuchara para sopa van a la derecha…’ – Continuó, tomando ambas y poniéndolas en su lugar. – ‘…y luego el cuchillo…’ – Antes de levantar la vista, Octavia pudo sentir la mirada incisiva y de desaprobación de su madre. Cuando sus ojos se cruzaron con los ojos lavanda de la pony mayor, no tuvo ninguna duda: Había pasado algo por alto.

 Con nerviosismo volteó a ver a la mesa haciéndose una y otra vez las mismas preguntas – “Me equivoqué otra vez, pero ¿En que? ¿Qué hice mal esta vez? ¿No era el orden correcto? ¿Los tenedores iban a la derecha…? No, pero ese fue mi error la vez anterior ¿O no fue ese? No puedo recordarlo. Después de todas esas repeticiones…aún sigo fracasando…madre debe estar desilusionada…y no la culparía.” – Súbitamente se detuvo ante la posibilidad de haber detectado el problema, pero a esta altura ya no estaba segura de si ese era el error o si era otra cosa completamente distinta y “corregirla” solo empeoraría las cosas. La fatiga mental y la presión tenían a Octavia entre la espada y la pared. La pony ya no estaba segura de nada en este punto.

 Colocó su casco encima del cuchillo y giró sus ojos levemente a ver a su madre. Su austera fachada no había cambiado en lo más mínimo. Rápidamente volvió a centrar su atención a la mesa. – ‘…el filo del cuchillo siempre debe ir hacia adentro…’ – Dijo de manera casi susurrante girando el cubierto en la otra dirección. En ese momento pudo sentirlo. Fue leve, pero la expresión de su madre cambió a una mas “relajada”. Aunque en su interior sabía que tenía razón, la cellista no podía librarse de la sensación de que había sido cuestión de suerte más que de conocimientos aplicados.


 ‘El plato con el pan, la mantequilla y el cuchillo para untarla van arriba y a la derech…’ – Octavia volteó una vez más al sentir aquella mirada nuevamente. – ‘…izquierda…del plato’ – Se corrigió. – ‘La taza para el café va a la derecha del plato pero solo la traerán cuando sirvan el postre…tenedor para pastel y cuchara para postre en ese orden…’ – Continuó. Un segundo mas tarde hizo una pequeña pausa para asegurarse de estar en lo correcto. Dicha pausa fue malinterpretada por su madre como una señal de que había olvidado lo que seguía. – ‘¿Y bien? ¿Qué me dices de las copas? ¿O acaso crees que no daremos nada de beber a nuestros invitados?’ – Octavia se sobresaltó un poco y los nervios que había logrado domar momentáneamente, volvieron a invadirla. – ‘N-No, no…yo solo…uhm…las copas van a un lado…uhm…ésta es para el agua…vino blanco… ¡No! ¡Lo siento! Agua, vino tinto y blanco…si…’ – Exclamó mientras su tembloroso casco colocaba aquellas copas de cristal en orden. – ‘¿Y si hubiera una cuarta copa?’ – Preguntó su madre de manera improvista. – ‘Uhm…oh si, esa es para champagne pero los sirvientes la traerán solo si la situación lo amerita.’

 ‘Dudas demasiado Octavia…’ – Dijo una voz profunda a sus espaldas. Octavia se giró algo sobresaltada para comprobar que quien había pronunciado aquellas palabras era su padre. ‘…es imperativo que todo sea perfecto ésta noche. No todos los días podemos ser anfitriones de una colecta de caridad patrocinada por el señor Fancy Pants.’ – Continuó el pony de melena marrón oscura, manto beige y ojos verdes. – ‘Si padre.’ – Contestó Octavia con su cabeza gacha. El semental a su lado se mostró serio todo el tiempo.


 ‘Y recuerda que cuando termines aquí aún tienes que hacer tus deberes, luego tienes clase de Neighgles*, clases de costura, cocina, caligrafía, el club de lectura y…uhm, creo que olvido algo…’ – Dijo el semental llevando su casco al mentón. – ‘Cello…’ – Susurró Octavia. – ‘¿Qué cosa?’ – ‘Hoy es martes…tengo clases de cello antes de la cena, padre.’ – Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de la pony en cuanto mencionó el nombre de su amado instrumento. – ‘Oh…si. También está eso. Sin embargo, recuerda: El hecho de que tu cutie mark tenga que ver con la música no significa que sea lo mejor que puedes hacer con tu vida. Algún día yo no estaré y alguien deberá llevar el negocio familiar. La música no te llevará a ninguna parte Octavia, pero las finanzas si. ¿Has comprendido?’ – Preguntó su padre. La sonrisa que había aparecido en el rostro de la joven pony se desvaneció en un santiamén. – ‘Si padre…’ – ‘Bien. Está bien si quieres tenerlo como un hobby, un pasatiempo, pero debes tener tus prioridades en orden y no descuidar tus responsabilidades.’ – ‘Escucha a tu padre, Octavia.’ – Añadió su madre.

 Octavia ya había escuchado ese mismo discurso varias veces, tanto de su padre como de su madre. Durante mucho tiempo había oído que la música era para ponies que mendigaban en las calles, ponies sin futuro, vagos y perezosos. Sin educación ni clase. Pero ella sabía que no era así. Ya había asistido a varias fiestas formales cuando era pequeña y había sido testigo de los pequeños grupos formados por un puñado de ponies que interpretaban hermosas melodías para aquellos eventos sociales. Melodías que creaban un ambiente que no era apreciado la mayor parte del tiempo. Pero ese no era su caso. No. Cada vez que su familia era invitada a un evento, ella de inmediato preguntaba si habría música. Luego asistiría y pasaría toda la noche lo más cerca posible de aquellos ponies elegantes y sus brillantes instrumentos mientras fingía interés en lo que los “amigos” de sus padres estuvieran diciendo.

 Sin embargo, no fue sino hasta que ella y sus padres fueron invitados a su primer Gran Gala del Galope que Octavia descubrió su verdadero amor: El Cello.

 Hacía unos años atrás se rumoreaba que un pequeño grupo de músicos, provenientes de todos los rincones de Equestria, habían decidido establecerse en Canterlot y formar una gran orquesta. Unos años más tarde estos ponies serían los fundadores y miembros originales de la Real Orquesta Sinfónica de Canterlot, quienes luego fundarían, con ayuda de la princesa Celestia, la ‘Academia Real de Música para ponies dotados de Canterlot’.

 Durante aquella noche, que se grabaría en la memoria de la joven cellista por el resto de su vida, un pony de nombre Blue Note, interpretaba una pieza junto a su grupo. Cuando dicha melodía alcanzó el solo, Octavia sintió como el mundo a su alrededor desaparecía y por unos breves momentos, todas sus preocupaciones y dudas se esfumaron. Siendo una pony terrestre, Octavia era incapaz de utilizar hechizos como los unicornios pero esa noche se convenció de que así debía sentirse la magia de verdad.

 Luego de aquella noche aquel pony se convertiría en el primer maestro que la joven pony tuvo. Pero esa es historia para otro momento.

 Cansada de escuchar a su padre hablar sobre como perdía el tiempo con su música, Octavia juntó valor y se decidió a contestarle a su progenitor. – ‘Padre, debo protestar, por que yo…’ – De repente, la pony fue interrumpida por el sonido de alguien golpeando a la puerta.

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 ‘Despierta Octi.’ – Susurró Fiddlesticks meciendo levemente con su casco a su prima, quien yacía profundamente dormida en el asiento del tren. – ‘…Vamos Octavia. Ya llegamos.’ – Lentamente la pony del moño rosa abrió sus ojos y de inmediato reconoció el paisaje del otro lado de la ventana: Ponyvile. La estación del tren, para ser más precisos.

 'Fiddlesticks…te notó algo cansada. No me digas que no dormiste durante el viaje.’ – Inquirió Octavia notando la expresión cansada de la pony del sombrero blanco mientras ambas descendían del tren. – ‘Está bien…no te lo diré.’ – Bromeó Fiddlesticks para luego dar un largo bostezo. – ‘¿Acaso algo te está molestando…?’ – Preguntó la pony del cello volteando a ver sus alrededores mientras ambas se adentraban en las calles de Ponyvile. La vaquera se tomó unos segundos antes de contestar. – ‘S-Supongo que estoy algo nerviosa…es todo…’ – Contestó con una sonrisa algo forzada.

 ‘Todo saldrá bien. Aún hay tiempo para practicar. Lo harás bien.’ - Dijo Octavia. La expresión de Fiddlesticks, sin embargo, no cambió. – ‘No es la cena lo que me pone nerviosa…’ – Confesó. – ‘Lo sé.’ – Replicó la cellista con una sonrisa para luego ver a su alrededor, como si buscara algo o a alguien.

 ‘Te preocupa Beauty Brass ¿No es así?’ – Con un dejo de sorpresa, la pony vaquera simplemente asintió ante la pregunta. – ‘¿Quieres hablar al respecto?’ – Preguntó Octavia quien seguí volteando a ver a su alrededor. – ‘Gracias, pero no creo que haya algo más para decir. Ésta noche, durante la cena, buscaré la oportunidad para hablar con ella y disculparme. Solo espero que me perdone.’ – Contestó la pony de manto dorado. – ‘Estoy segura de que lo hará.’

 Finalmente el bizarro comportamiento de su prima, llamó la atención de la violinista. Octavia parecía estar buscando a alguien entre los ponies que pasaban y también caminaba más rápido, a pesar de no saber a donde se dirigían.


 ‘¿Sucede algo Octi…?’- Preguntó FS. – ‘Todo está en orden ¿Por qué preguntas?’ - ‘Te noto algo…apurada…’ – Contestó. A lo que la cellista igualó su paso, intentando disimular su urgencia. – ‘N-No es nada. Es solo que ya de por si nuestro tiempo es limitado y no sé a donde estamos yendo, por lo que creo que sería prudente apresurarnos. Es todo.’ – Una pequeña sonrisa malvada apareció en su rostro. Octavia no era sincera y Fiddlesticks lo sabía y también sabía lo que sucedía.

 ‘Tienes toda la razón. Tenemos poco tiempo y debemos aprovecharlo al máximo…’ – Comenzó a decir la violinista, recibiendo un ‘Correcto.’ Como respuesta. – ‘…Es una lástima que nuestros asuntos aquí nos lleven todo el resto del día y no tengamos tiempo para recorrer el pueblo…’ – Octavia volteó levemente a ver a su prima al escuchar la última parte pero de inmediato, y sin pronunciar palabra alguna, continuó disimulando.

 ‘…Siiip…en verdad tenía ganas de dar un pequeño paseo, pero sencillamente no hay tiempo…para nada…’ – Añadió. En ese instante, Fiddlesticks pudo comprobar sus sospechas al ver un pequeño gesto de desilusión en el rostro de su prima. Fue una fracción de segundo, pero lo vio. Lentamente y mordiendo su labio como una pequeña potranca que intentaba contener la risa, se acercó a distancia de un susurro de la cellista. – ‘Extrañas a Vinyl ¿verdad?’ – Octavia se sobresaltó y detuvo su marcha abruptamente. ‘¿Q-Q-Que…? ¿D-De que…? ¡N-No tengo idea de lo que estás hablando!’ – Exclamó con dificultad mientras volteaba su rostro completamente rojo hacia su prima.

 ‘No intentes ocultarlo Octi. He visto la cara que pones cuando hablas de ella. Fue la misma que pusiste cuando propuse venir a Ponyvile. Además, viven juntas, no es raro que esas cosas pasen.’ – Dijo Fiddlesticks con una sonrisa, lo que solo provocó que la cellista se sintiera aún más avergonzada. – ‘Está bien. Si no quieres decírmelo, lo entenderé…es solo que…tú sabes todo sobre mi y yo sé muy poco sobre ti. Digo, somos familia Octavia, hay una pony especial en tu vida y tuve que preguntarle a tus amigos al respecto porque se que tú no me lo dirás. Solo sé su nombre, pero no se donde la conociste, hace cuanto tiempo están saliendo, como es ella…’ – Añadió Fiddlesticks invitándola a decir algo al respecto. Sin embargo no hubo nada más que silencio entre ellas. – ‘Descuida. Como te dije, no tienes que decírmelo.’ – Contestó la pony vaquera quien estaba desilusionada ante la negativa de su prima pero mantuvo su sonrisa.

 ‘…seis meses…’ – Dijo la pony del moño rosa por lo bajo. – ‘¿Qué cosa?’ – ‘Seis meses…la semana entrante…Vinyl y yo cumpliremos seis meses desde que comenzamos a salir. Es nuestro aniversario’ – Dijo completando la idea con una sonrisa. Fiddlesticks le devolvió el gesto y lo complementó con un abrazo que tomó por sorpresa a la cellista. – ‘¿Qué haces…?’ – ‘Es solo que estoy feliz por ti. Se que no te fue fácil abrirte conmigo y solo quiero que sepas lo mucho que lo aprecio.’- Contestó la alegre vaquera. – ‘Oh…entiendo…’ – Sonrió la pony del moño rosa. Los segundos pasaban y Fiddlesticks se negaba a terminar el abrazo. Finalmente Octavia intentó separarse solo para sentir como los cascos a su alrededor la sujetaban con más firmeza. – ‘Aún no terminé. Un ratito más…’ – Dijo Fiddlesticks. Octavia suspiró y se dejó llevar. Segundos más tarde ambas se separaron.

 Cuando estuvieron cara a cara, la expresión de Fiddlesticks era más seria para sorpresa de su prima. – ‘Descuida Octi. Se que ha pasado un tiempo desde que te fuiste, así que me aseguraré de hacer tiempo para que ambas vayamos a verla.’ – ‘¿Ambas? ¿Tú quieres conocerla?’ – Preguntó Octavia algo confundida. – ‘¡Por supuesto que quiero conocerla! No se mucho sobre ella pero por lo que escuché, parece una pony agradable.’ – Contestó Fiddlesticks. – ‘Oh, está bien. Supongo que sería una buena idea si hay tiempo. Imagino que ustedes dos se llevarían bien.’ – Dijo Octavia recordando su conversación con Free Play el día anterior. – ‘¡Excelente!’ – Exclamó la pony del sombrero blanco mientras ella y su prima reanudaban la marcha. – ‘…además debo ir a advertirle que si llegara a lastimarte alguna vez me aseguraré de que no encuentren su cuerpo…’ – Añadió Fiddlesticks en un tono casual. Octavia volteó a verla totalmente estupefacta. – ‘¿¿Qué cosa??’ – Exclamó con preocupación en su voz, solo para recibir una risa burlona como respuesta. – ‘¡Vamos Octi! ¿Me creerías capaz de hacer algo semejante?’ – ‘Ah, lo lamento, es que la forma en la que lo dijiste…por un segundo creí que…’ – ‘¡Descuida! Solo estoy bromeando…o tal vez no ¿Quién sabe…? Hey mira, estamos cerca.’ – Exclamó Fiddlesticks acelerando el paso.

 Finalmente ambas ponies llegaron a su destino. Ante ellas había un edificio muy colorido rodeado de flores que formaban un camino directo a la puerta principal. Arriba de ésta podía verse la silueta de un caballo de carrousel impresa en un cartel y debajo de éste la leyenda “Boutique Carrousel” – ‘¿Es aquí?’ – Preguntó Octavia con cierta incredulidad en su voz. – ‘Así es.’ – Contestó Fiddlesticks con los mismos ánimos de un principio. Sin perder un segundo más, tocó a la puerta. – ‘Debo preguntar: De todos los lugares a los que podríamos haber ido ¿Por qué aquí? – ‘Ya lo verás…’ – Contestó Fiddlesticks a la vez que la puerta se abría. La vaquera le sonrió alegremente a la pony del otro lado del umbral.

 ‘¡Applejack!’







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* Equivalente pony del “Ingles”
Varios hemos sentido la presión de nuestros padres y lo frustrante que puede resultar el no alcanzar sus expectativas (o el temor de no hacerlo). Algunos lo aguantan, otros aprenden a vivir con eso y otros simplemente se van. Pero no hay que culpar a la familia. Muchas veces esa gente que nos quiere no conoce otra forma :c


Como dije antes, no hay fecha para el próximo capítulo. Porque no sé cuanto tardaré en escribirlo :3


No se olviden de pasar por la galería de AlexMichanikos a quien agradezco por la excelente portada.


Siguiente capítulo: fav.me/d7msnno


Nuevos lectores, empiecen desde el principio: fav.me/d72u6x2


Como siempre y por si acaso:

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FHixFimArt's avatar
El único inconveniente que tengo con este fic hasta ahora es que no separa los diálogos de los personajes y se me hace ensalada. Pero por lo demás, el resto va bien. No sé cuántos capítulos me faltan leer, pero no importa el tiempo que me tarde ponerme al día, la lectura lo vale. Y no puedo dejar de relacionar "Pony de Campo, Pony de Ciudad" con "The Royal Ponyville Orchestra", aunque sean dos historias diferentes